Algo que me llamó la atención desde el principio fue la talla de sellos. Recorrí toda Barcelona en busca de unas gubias (era agosto) y una plancha de goma. Y empecé. Los dos primeros me los guardo: tendría que retocarlos con la gubia más finita y todavía no la tengo. Pero os aseguro que no empecé por lo más fácil.
Una primera entrega de sellos con los que he hecho de corazoncitos (ya lo sé, san Valentín ya ha pasado), pero tengo un montón y tenía que clasificarlos de algún modo.
Ya sé que no son perfectos (ni lo pretendo), pero no veáis cómo relaja hacerlos.
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